Friday, August 24, 2012

Azul oscuro...



Todo quedó escrito,
en la piel y la memoria.

Dos miradas desangrándose,
y una lengua marchita.

Conocí su nombre y su muerte,
y el color de su sangre.
Y por debajo de la puerta,
entraba en silencio el silencio.

“No me quieras”,
 me dijo,
 “no me pienses”.
 ...

¿Pero que importa?

¿Acariciar su sexo,
o vivir en el exilio?

Me dejo solo.

Sin pretextos,
sin abismos,
sin esa dulce autocondena
que se inventan los hombres
para vivir tranquilos.

No me importa ya,
negarle mis manos,
negarme su vientre infinito.

Somos hijos de la sombra.
Habitantes del delirio.
Navegantes en ese mundo fantasmal,
donde una voz,
(azul oscuro),
me reunirá contigo.


Daniel Castro A.
Venecia, Italia.
24-08-2012