Besar el
mármol frío y sin nostalgia,
besarlo con
la punta de mis dedos.
Hasta
saciarme de su llanto.
Hasta morir
en su silencio.
Besar cada
gota muda
cada cielo,
cada
sombra,
cada vez
que fui recuerdo.
Decidir de
no ser,
de
disiparme como el viento,
de reír sin
culpas,
de callar
sin miedo.
Así nace
todo olvido
Lento y sin
regreso.
Cada sombra
es mi sombra
cada nombre
es mi nombre
cada
puerta,
cada calle,
cada voz.
Enciendo
una vela.
Eres ya
noche,
en la noche
amaneciendo.
Daniel Castro A
Venezia,
30-05-2012.