Quisiera tener
tu corazón de niña,
Tu corazón
lejano y transparente.
Quisiera
tener el corazón que amaba sin vergüenza,
Que
lloraba, que sentía,
Que callaba
sin vergüenza.
Quisiera
tener una lágrima tranquila
Una lágrima
dulce
Una lágrima
mía.
Quisiera
que poco a poco fueras respirando,
sin tener
miedo,
Sin huir en
el pasado,
Sin buscar en
el silencio.
Quisiera
saber que puedo entrar.
Que puedo
salir...
Que puedo
regresar...
Hay un
horizonte que nos llama,
Un destino
en el destino naciendo,
Hay un sol,
Un puerto,
Un árbol,
Una sonrisa
liquida y sin memoria.
Espero tu
nombre,
Espero tu
cuerpo.
Te espero.
Me espero.
Daniel Castro A.
Venecia,
5-2012