Monday, December 10, 2012

Soledades



Es un murmullo oscuro,
que saluda el invierno
y me acaricia las manos.

Esa sombra ausente que siempre sentí allí.

Detrás de la puerta nadie.
Detrás de nadie yo,
con un rostro de incompletud.

Ahora que estoy solo me doy cuenta,
de haber estado siempre solo,
como un jardín,
o una vieja herida anónima.

Sí,
pienso siempre su nombre,
de luz y condena,
de maravilla y misterio.

Me pregunto,
quien bailará el tango,
como lo hubiera bailado ella?
donde dormirá la noche?
a quien besarán los ángeles...?

Un juguete creía de ser,
pero bien sabe Benedetti
que con la muerte no se juega.

Hablaré de nuevo a las paredes,
a los niños invisibles,
a las criaturas que bailan cuando toco
y no se dejan ver.

“Es ya demasiado tarde”
me dijo.
Y yo,
sin darme cuenta,
me dí cuenta que fue desde siempre
demasiado tarde.


Daniel Castro A
Venecia, Italia.
10-12-12