Y me comí
ya las revistas y los libros,
leí las
biografías llenas de mentiras,
mentí
también yo cuando me fingía curioso.
Llené los
papeles,
las pizarras,
escribí con
tiza en las paredes,
y llegaba
tarde al propio.
Caminé por
las calles
burlándome
de mí y de la gente,
salí y
entré en su casa,
sin importarme
mucho que pensaran.
Me gustó
ver solo los atardeceres,
y me senté
en la playa con saco y corbata.
No respondo
el teléfono a los desconocidos.
Y aún menos
a los conocidos.
Dije siempre
“es un placer”
pero sentí
un placer pocas veces.
Hay muchas
sombras de mí mismo.
Y dejé el
corazón por todas partes.
Me pregunto
siempre porque y no me importa la respuesta.
Si me voy
es porque quiero,
y si me
quedo es porque no quiero,
pero igual
ahí estaré
para decir no,
para decir
sí,
listo para
despedirme
y querer
robarte un beso.
Daniel Castro A.
Venecia, Italia.
05-10-2012